Este camino de peregrinaje en bici, a lo largo
de 40 días y 1800 km, POR UN RECORRIDO de LA HISTORIA HUMANA en territorio
ibérico, más que una ruta de iniciación fue un camino de
confirmación..."Un Camino de Prisciliano".
Es el camino donde el iniciado se reafirma,
ante la visión de los demonios y el purgatorio que ya no vibran con él,
alejándose y saliéndose de lugares y personas que ya no incluye en su realidad
elegida, y se posiciona feroz en mantenerse despierto.
He tenido la merecida "Gracia" de
situarme de observador del “estado de creencias” impuesto, siglo tras siglo,
por un mismo sistema u orden forzado, que se instaló por el VENCIMIENTO DE LA
FUERZA BRUTA, Y NO POR EL CONVENCIMIENTO DE LA REFLEXION Y EL CORAZON... por significados
de vidas conflictivas y temerosas... y en su mayoría miserablemente inmersas en
la supervivencia inmediata.
He pasado por Barbastro, Huesca, Zaragoza,
Logroño, Burgos, León, Zamora, Salamanca, Cáceres, Mérida, Zafra y Sevilla... con
la impronta de milenios de imperios sobre la caída de otros imperios del terror
en nombre de un dios...tal como continua hoy…
Juego perverso de tronos, tendientes únicamente
A SOSTENER EL PRIVILEGIO DE UNOS POCOS A COSTA DE UNOS MUCHOS... donde apenitas
unos poquitos por encima del homínido humanoide, se nutren de esa ganadería
humana esparcida en las guerras, el conflicto y el sufrimiento.
Pero también pude ver entre tanto girasol,
alguna orquídea salvaje, disidente o divergente, que siglos atrás, como hoy,
supieron mantenerse FUERA, desde el ARTE, el Eremitismo... y el largo
peregrinar desde la otra orilla del rio.
Caminante, esta es la historia... previsible y crónica.
Leonardo Díaz Araujo
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