La primigenia violencia contra la mujer, no viene del hombre; proviene de su propia ignorancia. De la ignorancia e indiferencia
hacia sí misma como adicción... al desconocer su sentir, su significado, su
cualidad, sus sentimientos y emociones...
Ignora y se oculta bajo la premisa impuesta del “no
puede”,
cuando en realidad una
parte de sí misma "no
quiere". Esa parte es su principal maltratadora, hija de un dios menor y
maltratador… siendo algunos hombres sólo el instrumento...una
consecuencia...pero no la causa o la razón... ya que muerto el perro NO se acaba con
la rabia.
El reto para el cambio será detectar las verdaderas y profundas señales
o marcas del maltrato CULTURAL y, así, descubrir también la costumbre, religión,
tradición, hábitos y creencias... en definitiva LA ADICCIÓN Y PROGRAMA DE
AUTONINGUNEO.
Este programa funciona como un "condicionador disimulado", “camuflado” y desviado hacia las marcas físicas para seguir ignorando
las autolesiones
al alma.
Existe aún, una enorme cantidad de maltratadas de apariencia elegante,
liberada, solidariamente hipócritas automaltratadas de
punta en blanco.
Son divinidades de barro... diosas ignoradas por si mismas que, a estos acontecimientos, sólo pueden verlo EN OTRAS... pues es habitual ver la paja en el ojo ajeno, pero no la
viga en el propio... Son las verdaderas propagadoras del machismo endémico que aún
padecemos y que los DONALD TRUMP celebran.
Leonardo Díaz Araujo
Las
obras expuestas pertenecen a la artista italiana Artemisia Gentileschi (1593-1656) quien padeció actos de violencia de
diversa índole (ninguneada como pintora; abusada y violada).
De su
obra
“Judith decapitando a Holofernes” (1612-1613), se dice que la
artista reflejó su sufrimiento emocional en el gesto casi placentero y de
intensa determinación de Judith al realizar este acto, nunca antes representado
de esta manera.
Examina una moneda y podrás apreciar sus lados opuestos. ¿Piensas que, de verdad, son diferentes? ¿De que vale que las manifestaciones sean contrarias si la substancia que le da existencia es la misma?
Irupé Ocampo
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