PLANTAS VISIONARIAS O SAGRADAS: DIFAMACIÓN Y TABÚ

También llamadas plantas chamánicas, y catalogadas como “entogénicas” (generadoras de lo divino), “psicotrópicas y psicoactivas” (movilizadoras y activadoras de la mente),… y algunas de ellas, malentendidas y erróneamente denominadas “alucinógenas”, por un reduccionismo cientificista incapaz de entender las diferentes posibilidades perceptivas, que propician distintas realidades, porque esos estrechos científicos, son los mismos que tuvieron que acuñar los términos “casualidad, azar o milagro”, para describir la naturaleza de algo de lo cual, desconocen su causalidad.

Capilla Sixtina de La Tunita- Cultura Aguada (Siglo X)

Ya las valoraba Hipócrates (padre de la medicina) como:

Pero más interesante y antiguo resulta el relato del ENUMA ELISH sumerio, en escritura cuneiforme, donde además de describirse el origen del planeta y los seres superiores (dioses) que nos convirtieron en Homo Sapiens, también se narra la epopeya de un héroe híbrido (de padre no humano) llamado GILGAMESH que intenta robar “ciertas plantas activadoras”, cercadas y prohibidas por estos seres dominantes, porque proporcionaban a los humanos el poder y conocimiento superior, …¿nos recuerda a algo??

El árbol de la vida asirio

A raíz de este hecho “HISTÓRICO”, podemos deducir el origen del mito del árbol del conocimiento en todas las tradiciones antiguas, fuente de la cual bebió también la cristiana, agregando a esa prohibición, la demonización del gran conocimiento que representa la sexualidad, simbolizándola como serpiente energética o kundalini, que se agrega al paquete no permitido o tabú.

Pero, no sólo en vestigios de la Historia vemos la participación del reino vegetal, también la Antropología revela que las plantas psicoactivas tuvieron gran importancia co-evolutiva en nuestra expansión de conciencia, así como otras plantas influyeron en la biología.

Relieve alusivo  a la ingesta sagrada en los ritos de Eleussis 

Fueron determinantes en la activación de estados acrecentados de conciencia, que detonaron, junto con el ayuno, la música, la danza, la respiración y la energía sexual, las experiencias místicas de las primigenias religiones que llamamos chamánicas; en donde el propio individuo era el laboratorio “experiencial” de lo numinoso o divino. Desde ese “estado” se des-velaba lo divino directamente por la vía de la propia vivenciación; propiciada por ese momento de gracia o conciencia acrecentada que permitía un amplificado registro de la percepción del todo, desde la inmediatez y sin filtros mentales. Esta fórmula primitiva o primordial de re-ligarse a la naturaleza espiritual de la fuente, fue perdiendo libertad con la expansión y el dominio de un poder político-militar que impuso su monopolio de la comunicación con un dios institucional, que sólo se revelaría indirectamente por intermediarios transmisores, ya no de sentimientos, sino de dogmas y leyes para la conciencia ordinaria y sumisa, que interesaba sostenerla y perpetuarla.

Chamán danzando con pipa y recolección del Cebil (DMT) para el oficio de rituales iniciáticos en la cultura Aguada - La Tunita - Catamarca - Argentina

A este nuevo concepto político de la religión “patriarcal” le interesó apartar el uso de las plantas visionarias que permitían ese contacto, pero que además abrían la posibilidad de esos conocimientos en manos de unos pocos,… desde entonces, comerse esa manzana fue decretado “pecado”.

Resulta esclarecedor comprobar los vestigios de esas prácticas y protocolos chamánicos, que subyacen “distorsionados” y manipulados en los rituales de las religiones actuales. En nuestra cultura occidental, ese chamanismo matriarcal sobrevivió hasta la Grecia clásica en los famosos rituales iniciáticos de ELEUSSIS (con similares prácticas en todo el mundo mediterráneo), donde la formula de plantas psicoactivas se llamaba “Kykeon”, recibiendo cada paso del proceso iniciático una denominación y significado.

Rastreando la etimología de esas palabras que aún perduran en la actualidad (como sugiere Antonio Escohotado), podremos desentrañar la distorsión premeditada y la falsificación del protocolo o liturgia original, correspondiente a los vocablos originales.

Como pudimos verificar, la distorsión o “sincretismo” (apropiarse modificando) del uso sagrado de las plantas, fue una estrategia cuyas tácticas históricas fueron similares en todas las religiones patriarcales. Y en nuestra culturización judeo-cristiana (adoctrinamiento):

1- Se utilizó e instituyo, la figura de Jesucristo en el concilio de Nicea (siglo IV) como “único pharmakon expiatorio” de nuestro pecado o incorrección. Y así, ya no teníamos que hacerlo nosotros (tal idea, hoy se consideraría una aberración terapéutica).

2- Se desvió el significado original de pharmakon hacia toda sustancia medicinal o fármaco. Hoy, paradójicamente vemos vestigios del antiguo sentido sagrado solo en la cruz logotípica de las farmacias.

3- La inquisición se encargo de torturar y asesinar druidas, chamánes, sacerdotisas y oficiantes “no cristianos” (paganos, o sea de aldeas o pagus con otras creencias) como pena y escarmiento de toda administración de plantas sagradas, incluyendo las medicinales, en función de su monopolio en boticas del vaticano y sus monasterios. Siendo ellos, el antecedente corporativo (y mafioso) de los grandes laboratorios.

4- A través del vaticano, los laboratorios y el poder imperial de EEUU, en los años 50 se demoniza y persigue el uso de plantas psicoactivas naturales (que espabilan o avivan), para favorecer la siembra de psiconarcóticos (que hacen dormir) y sedantes sintetizados, en oposición a la ampliación de conciencia.

5- Se hace prevalecer la idea de “DORMIR” en lugar de la de “DESPERTAR”… asestando el golpe final con la creación de un narcotráfico de óptimo rendimiento económico, asociándolo a las plantas sacramentales, incluyéndolas fraudulentamente al concepto de “narcótico, droga o adicción”… difamando y neutralizando… LO QUE UNA VEZ FUE HERRAMIENTA Y VEHÍCULO DE CONEXIÓN Y TRASCENDENCIA.

Leonardo Díaz Araujo