viernes, 27 de noviembre de 2015

Para la psicología arcaica y materialista la "conciencia" es solo un epifenómeno o subproducto de una maquinita llamada cerebro, ya que cualquier incidencia en éste, como ser un golpe en la cabeza, afecta las funciones cerebrales y la conciencia. 
Es decir, consideran al cerebro como el gran "emisor", productor y fuente original, en donde si una región se ve alterada quirúrgica o químicamente, también se altera la conciencia.


En cambio para la psicología transpersonal, el cerebro es solo un "receptor" de la fuente de conciencia, y como en un televisor, la producción original, es decir, la emisión, sería independiente del aparato receptor que solo se encarga de sintonizar y decodificar una parte de ella, localizada en lo que conocemos como el "yo".

Por eso, cuando una parte del aparato receptor falla, no es que desaparezca la emisión sino la recepción. La psicología transpersonal no confunde el mando y los circuitos con la fuente emisora, no cree que el señor del telediario viva adentro del aparato. Para la visión transpersonal esta conciencia primordial o fuente espiritual es el elemento vital o la inteligencia suprema que impregna todo el universo.


Este océano de energía cósmica actuaría como un campo cuántico supersutil análogo al campo gravitatorio o campo magnético, es decir, como una pauta de fuerzas e  interacciones que afectan a la materia y a todas las formas de energía que se encuentran dentro de su radio de acción,... que en este caso lo es todo. 
Estructura estratificada de la consciencia

Leonardo Díaz Araujo

0 comentarios:

Publicar un comentario